Para los que todavía no conozcáis la trilogía de esta pareja común y corriente y su periplo romántico, os recomiendo encarecidamente que lo hagáis, comenzando así por Antes del amanecer, después si os queda el gusanillo de saber que les pasó a esa chica parisina de los 90 con el americano hypster, podéis dar el salto a Antes del atardecer, para sorprenderos una vez más de la maestría de Richard Linklater, ayudado por Julie Delpy y el propio Ethan Hawke. Y entonces sí, definitivamente, una vez vistas las dos primeras, os dais el colofón final con Antes del anochecer.
Si algo define esta trilogía, es sin duda tres cosas, plano secuencia por localizaciones mágicas y románticas (Viena, París y Grecia), un guión afilado como un cuchillo Ginsu y dos actores que no saben de métodos ni técnicas pero sí de llevarse a los personajes a su propio terreno, haciéndolos suyos, y aportando un poco de cada uno, convirtiéndolos en dos auténticos iconos postmodernos de la relación de pareja.
No dejaros engañar por su sencillez, y por su pobre puesta en escena, no hace falta más. El trinomio antes mencionado funciona a la perfección como un engranaje de piezas sincronizadas, capaces de arrancarnos de nuestro más profundo inconsciente, sensaciones dormidas y ocultas, sobre como nos relacionamos con el resto, recogiendo la identificación de los personajes y conviertiéndola casi en una catarsis con el espectador. Pero como dicen los buenos ilusionistas en la televisión, por favor, no intenten hacer esto en sus casas. No les saldrá igual, a menos que tengan la capacidad de Linklater de escribir paradojas freuydianas como si de un cuento de hadas moderno se tratara, y no tienen en nómina a dos actores como Julie o Ethan, dos monstruos actuando y que combinan mejor que el ron con cola.
Lo dicho, si te apetece pasar un buen rato, que además invita a la reflexión sobre las relaciones de pareja, y que puede llegar incluso a replantearte tu visión sobre las relaciones interpersonales, no lo dudes, esta es tu trilogía. Se recomienda verla acompañado (sobretodo la última parte) de tu pareja en caso de tenerla, para darte cuenta de la genialidad del guión y los personajes, seguramente os veréis muy identificados en la mayoría de conversaciones y situaciones... funciona como terapia perfecta contra la monotonía y el romanticismo hollywoodiense. Altamente recomendable.

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