Mi primera película en Sitges 2010 fue Kaboom, una sorpresa que me dió la bienvenida, a lo que se esperaba ser una edición del Festival Internacional de Sitges 2010 bastante descafeinada. Kaboom es todo aquello que siempre te ha gustado (sobretodo para los que fuimos adolescentes en los 90) mezclado, remixado y pasado por un filtro totalmente nihilista y desenfadado, y llevado a la gran pantalla por la mano de Gregg Araki. Fantasías platónicas, sexo sin tapujos, buena música, referencias freaks, frescura, y más sexo; esto es lo que ofrece Kaboom, una película innovadora que reinventa la estética ya un poco desgastada de los 90, con dosis de humor inteligente, una fotografía cuidada hasta el milímetro y unos actores al parecer paridos para los personajes que representan. En definitiva, una película que posiblemente no sea de una calidad excelente, pero por lo menos, dejará una pequeña huella en nuestra retina, a la par que en nuestra memoria, evocando aquellos melancólicos recuerd...
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